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Tu perro tiene un nódulo o tumor. Antes de entrar en pánico, necesitas consultar con el veterinario.
En esta ficha de Pet InfoRx®, te explicamos algunos términos generales que se utilizan al hablar sobre bultos o nódulos, cuáles son los más frecuentes en perros y qué debes hacer después del diagnóstico.
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Los perros padecen cáncer casi con la misma frecuencia que los seres humanos. Los gatos tienden a tener menos cánceres. Entre el 20% y el 40% de los tumores en la piel son malignos (cancerosos). Con frecuencia pueden eliminarse mediante una extirpación quirúrgica, siempre y cuando no se haya propagado al resto del cuerpo (metástasis).
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Al hablar sobre tumores o nódulos con el veterinario, es útil comprender qué significa cada término, para comprender todo con claridad.
Tumor o nódulo: por lo general, cuando se utilizan los términos tumor, bulto o nódulo, estos suelen describir una hinchazón o presencia física real bajo la piel. A veces, se hace referencia a un cambio de color o textura de la piel, como una marca similar a un lunar.
Neoplasia: este término suele infundir temor en las personas porque pensamos en cáncer de forma automática. Pero aclaremos algo: una neoplasia solo significa que hay crecimiento descontrolado y anormal de células o tejido. Un tumor neoplásico puede ser benigno o maligno.
Neoplasia benigna: estos tumores no son cancerosos ni dañinos. Suelen crecer lentamente y no se propagan por todo el cuerpo.
Neoplasia maligna: estos tumores son cancerosos y causan daño. Suelen ser impredecibles y pueden propagarse a otras partes del cuerpo. Al propagarse por el cuerpo, pueden invadir y destruir los tejidos a los que llegan. Esto se llama metástasis.
Metástasis: es la propagación del tumor a otras partes de la piel, pero también a órganos, como el pulmón, el hígado, etc. Este proceso es dañino y causa una enfermedad.
Lee la siguiente sección para ver la descripción de los diferentes tumores y cómo ocurren.
Estos son los tumores malignos y benignos más frecuentes que suelen observarse en perros. Recuerda que los tumores y nódulos benignos suelen ser inofensivos.
La única forma que tiene el veterinario de saber si el nódulo es benigno o maligno es obtener una muestra del tumor. Puede hacerse de diferentes formas. En primer lugar, mediante una aspiración con aguja fina: el veterinario inserta una aguja en el tumor y extirpa células para analizarlas. En segundo lugar, el veterinario puede extirpar quirúrgicamente una pequeña sección del tumor y enviarla a un laboratorio para un análisis. Por último, el veterinario puede extirpar todo el tumor y enviarlo al laboratorio para que lo analicen. El laboratorio determina si las células son benignas o malignas.
Por lo general, se conoce muy poco sobre la causa de la mayoría de los nódulos benignos y malignos. Se cree que se relaciona con predisposiciones genéticas y de la raza. Las toxinas ambientales y la dieta también serían responsables. Pero, en general, la causa abarca muchos factores.
No bien notes un bulto o nódulo en tu mascota, llévala al veterinario. Cuanto antes se aborde el problema, más pronto te tranquilizarás y se iniciará el tratamiento, que podría ser un enfoque que implique “observar y esperar”, cirugía, quimioterapia, etc.
Algunos nódulos —como los papilomas (verrugas), quistes sebáceos e histiocitomas— podrían resolverse por su propia cuenta. Esto requiere paciencia, puesto que es un proceso de tres a seis meses. Tan solo asegúrate de que el nódulo no cambie. Si hay cambios, llama al veterinario para que te diga qué hacer. Es útil capturar fotos del nódulo cada un par de semanas para evaluar cómo cambia y la rapidez con que lo hace. Puedes enviarle estas fotos al veterinario para que él pueda evaluarlas. Te dirá si es necesario llevar a tu perro al consultorio para un examen y para aplicarle algún tratamiento.
*IMPORTANTE* Siempre resiste la tentación de hacer estallar un quiste sebáceo. No solo podrías causarle una infección, sino que también harás sufrir mucho a tu mascota.
Algunos tumores podrían requerir la extirpación quirúrgica, en especial si tu perro muerde, se lame o se mastica de manera constante, o si sangra de forma continua.
La foto de arriba es un ejemplo de un nódulo benigno que se extirpó de forma quirúrgica. Lee más sobre cómo cuidar a tu perro después de la cirugía.
La forma en que mejora depende del tipo de nódulo que tenga tu perro.
Si una neoplasia benigna parece estar infectada y el veterinario te indica medicamentos, notarás que comienza a resolverse el enrojecimiento, el nódulo podría reducirse (o no), y tu mascota parecerá más cómodo.
Si a tu perro le extirparon el nódulo de forma quirúrgica, disminuirán el enrojecimiento y el hematoma en el sitio de la cirugía. Tu perro seguirá mejorando y tendrá menos dolor.
Si el bulto o nódulo sigue creciendo, cambia de aspecto (enrojecimiento, úlcera, sangrado, etc.) o tu mascota no deja el nódulo en paz, comunícate con el veterinario.
Si a tu mascota le extirparon el nódulo de forma quirúrgica y notas que ahora el lugar de la incisión está rojo, caliente al tacto, tiene hematoma o faltan puntos/grapas, comunícate con el veterinario.
En la mayoría de los casos, no puedes prevenir la aparición de bultos o nódulos.
Con los quistes sebáceos, debido a que son causados por la piel grasa, algunos champús pueden ser de ayuda. Pregúntale al veterinario para que te recomiende algo. Al eliminar el exceso de grasa de la piel, las glándulas suelen taparse con menos frecuencia.
Siempre alimenta a tu perro con una dieta bien balanceada, de modo que tu mascota mantenga una alimentación ideal. Evita los alimentos con alto contenido de grasa. También se recomienda suministrarle aceite de pescado. Esto no impide la formación de tumores o nódulos, pero es un antiinflamatorio natural y tiene efectos positivos en la piel.
Algo importante que puedes hacer una vez a la semana es revisarle todo el cuerpo de forma visual y táctil para verificar que no haya bultos, nódulos ni algo que parezca anormal. Si lo haces de forma periódica, comenzarás a darte cuenta de lo que es normal, y notarás si hay algo anormal con rapidez. Cuanto antes abordes cualquier problema, más rápido obtendrás un diagnóstico y se iniciará el tratamiento.
Si un profesional asea a tu perro de forma periódica, de seguro te advertirá si nota algo anormal, pero es importante controlar la piel de tu perro. Entre todos —tú, el veterinario y el peluquero de mascotas— deberían poder notar cualquier anormalidad de forma oportuna.
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