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Tu perro tiene diabetes. Es una enfermedad permanente, pero puede controlarse, y tu perro puede vivir cómodamente.
En esta ficha de Pet InfoRx® te explicamos qué debes hacer, cómo hacer que tu perro se sienta más cómodo, y cómo ayudar a revertir los efectos de la diabetes.
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La diabetes es una enfermedad del páncreas. Los síntomas que notas están relacionados con el aumento de la concentración de glucosa en la sangre y la incapacidad del cuerpo de utilizar la glucosa como fuente de energía.
Según informes de 2016, la prevalencia de la enfermedad está en aumento, y aumentó alrededor del 80 % en un período de 10 años. De todos los perros con diabetes, el 99 % tiene diabetes mellitus o alto nivel de azúcar en sangre. Los perros pueden padecer diabetes mellitus tipo 1 (también llamada insulinodependiente, que es el tipo más frecuente) o diabetes mellitus tipo 2 (también llamada no insulinodependiente, que se observa con más frecuencia en perros obesos adultos).
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La diabetes mellitus ocurre cuando el cuerpo produce muy poca insulina o deja de responder a la insulina que produce. La insulina es necesaria para transferir la glucosa (azúcar) desde el torrente sanguíneo hacia las células, donde se metaboliza y utiliza como energía. Si no hay suficiente insulina, la concentración de glucosa pueden llegar a ser muy alta, por lo que causa una enfermedad.
Los dueños de mascotas suelen notar que sus perros tienen más hambre y sed, y que orinan con más frecuencia. Muchos perros pierden peso, y algunos desarrollan cataratas que, en definitiva, afectan la vista. En casos avanzados de diabetes, los perros pueden experimentar desgano y vómitos, y rehusarse a comer.
La causa de esta enfermedad depende del tipo de diabetes que diagnostique el veterinario. En la diabetes de tipo 1, que es la más frecuente en perros, el animal no produce suficiente insulina, mientras que, en la diabetes de tipo 2, el animal no responde a la insulina de forma correcta.
Alrededor de uno de cada trescientos perros será diagnosticado con diabetes en algún momento de la vida. Son más propensos a manifestar diabetes los perros de cuatro a catorce años y las hembras sin esterilizar. Por desgracia, los perros de raza cocker spaniel, caniche, cobrador, schnauzer miniatura y terrier presentan más probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Además de la raza, hay otros factores que pueden causar diabetes, como la edad, el sexo y trastornos de salud como la enfermedad de Cushing o la pancreatitis, además del sobrepeso excesivo y el uso prolongado de esteroides.
Respeta las instrucciones del veterinario sobre la administración de medicamentos (si le receta a tu perro) y la dieta. La mayoría de los perros a los que se les administra insulina inyectable necesitan una aplicación subcutánea al día. Pocos perros logran controlar la diabetes solo con una dieta recetada.
Si tu mascota requiere insulina inyectable, el equipo de atención veterinaria te indicará cómo almacenar y preparar la inyección que le administrarás a tu perro.
La mayoría de los tipos de insulina deben conservarse en el refrigerador y deben hacerse rodar el vial con suavidad para que se mezcle (Vetsulin® es diferente: debe agitarse hasta obtener una consistencia viscosa). Confirma con el veterinario si debes hacer rodar con suavidad el vial o agitarlo. Lleva a cabo este paso antes de extraer la insulina con la jeringuilla.
Después de haber extraído la insulina, asegúrate de que no haya burbujas ni espacios de aire en la insulina antes de inyectarla. Para administrar la inyección por vía subcutánea, pellizca y levanta apenas la piel hasta formar una “carpa”, y luego inyéctala. Sostén la piel del perro con una mano y la jeringuilla con la otra. Asegúrate de retraer el émbolo de la jeringuilla (sentirás algo de resistencia si no atravesó la piel) antes de inyectar la insulina para garantizar que no haya sangre antes de inyectar.
*IMPORTANTE* Si se conserva la insulina en el refrigerador, permite que alcance temperatura ambiente antes de inyectarla. Después de haber retirado el vial del refrigerador, inspecciónalo visualmente para asegurarte de que no tenga grumos ni partículas blancas. Vuelve a inspeccionarlo después de hacerlo rodar. Si observas grumos o partículas, desecha la insulina.
*IMPORTANTE* Es mejor no inyectarla en la región que va desde la base del cuello hasta encima de los omóplatos, porque la absorción de la insulina es inferior en esas áreas. Es mejor elegir un lugar entre la parte posterior media y el inicio de la cola, incluidos los laterales (encima de las costillas) y los flancos. También puede inyectarse en los muslos. Además, tendrás que cambiar de ubicación al cabo de unos días.
*IMPORTANTE* La insulina caduca a los 28 días de haberse abierto y usado el envase. Desecha la insulina al cabo de 28 días para asegurarte de que el producto tenga un efecto óptimo.
La mayoría de los perros incluso dejan de sentir el pinchazo al cabo de unos días y no lo advierten si están comiendo algún refrigerio apetecible en el momento de la inyección. Nunca le administres insulina a tu perro si parece estar débil o no ha comido, puesto que podría haber disminuido demasiado la concentración de azúcar en sangre.
Por lo general, para determinar la dosis exacta de insulina que necesita tu perro, tendrás que llevar a tu perro al veterinario varias veces para análisis de sangre, por lo que podrían transcurrir algunas semanas. Tendrás que supervisar de forma estricta la cantidad de comida que ingiere tu perro, porque solo tendrás que administrarle insulina después de que haya comido (de lo contrario, podría bajar la concentración de azúcar en sangre). Sin embargo, consulta con el veterinario para confirmarlo, puesto que podría ser aceptable que le administres media dosis. También tendrás que controlar la cantidad de agua que bebe y cuántas veces orina, pero notarás una mejoría considerable una vez que la diabetes esté controlada.
El veterinario podría pedirte que le controles el nivel de glucosa en el hogar con un glucómetro. Algunos veterinarios colocan un sensor temporal en la piel del animal que permite registrar el valor de la glucosa en tiempo real.
Lo mejor que puedes hacer es administrarle los medicamentos y seguir la dieta indicada por el veterinario, además de supervisar a tu perro para determinar cuánto come, bebe y orina.
Debido a que sentirá más sed, asegúrate de facilitarle abundante agua fresca. También deberías pensar en sacarlo a pasear para que haga sus necesidades al menos cada tres o cuatro horas hasta haber controlado la diabetes.
*IMPORTANTE* Debido a posibles derrames de glucosa en la orina del perro, tu mascota podría desarrollar una infección del tracto urinario (ITU). Si notas que comienzan a resolverse otros síntomas, pero tu perro necesita orinar con más frecuencia que antes u orina solo un poco, comunícate con el veterinario, porque tal vez necesite llevar a cabo un análisis de la orina.
Deberías notar que tu perro tiene menos hambre y sed, y que orina menos.
Notarás que tu perro está más activo y que se siente más a gusto consigo mismo.
Si, en algún momento, tu perro está débil, desganado, inestable (como si estuviera borracho) o parece inconsciente, frótale las encías con Karo o jarabe de maíz, y llévalo al veterinario de inmediato. Los signos de este tipo indican que tu perro tiene una concentración muy baja de glucosa en sangre.
Si tu perro todavía tiene mucha hambre, bebe más que lo normal u orina más que lo normal durante dos semanas, infórmale al veterinario, porque tal vez necesite ajustar la dosis de insulina.
En la mayoría de los perros, la diabetes es una enfermedad de por vida que requiere la administración diaria de insulina. En casos muy atípicos, la diabetes puede “revertirse”, lo que significa que tu perro ya no necesitará insulina. De ser así, tu perro necesitará seguir una dieta específica y mantener un peso ideal para prevenir una recidiva. El veterinario podrá indicarte el proceso y recomendarte una dieta con un nivel ideal de proteínas y carbohidratos.
No debes cambiar la dieta ni la dosis de insulina sin antes haber consultado con el veterinario.
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